sábado, 4 de octubre de 2008

P a c i e n t e II

De nuevo una mirada que habilita la confesión. El pasado que se avecina de golpe sobre el ahora. Duda. Estuve en la guerra. Dos años en prisión. Mi padre se había exiliado. Yo lo seguí después y me vine para acá. Dos años enteros. Dos años. Una voz con acento de otro lugar más allá de la comprensión, intraducible. Quizás no tanto. Poco a poco fue contando eso que no se puede y que a pesar de todo se exige. Un deber.
Es difícil volver a esa sala, tan pequeña para tanto. Se da vuelta, amaga a irse. Duda. Vuelve a mirar pero no sigue. Ahora sí, desprende su mano del mostrador y se exilia. Una vez más y para siempre.

No hay comentarios: